El día de hoy quiero relatar una trágica historia real de cómo un ser inferior (el hombre) considerándose poderoso, metió mano a la naturaleza para robarla un poco, y destruyó una extensa vida de miles de años:
Aún en 1960 el Mar Aral, localizado en las orillas de Kazajistán y Uzbekistán (Asia), era considerado el cuarto lago más grande del mundo, con una extensa y rica naturaleza. En la actualidad, 51 años después, sólo quedan kilómetros de desierto contaminado entre una laguna casi extinta. ¿El mar a donde fue?
Las plantaciones de algodón en las tierras asiáticas y la ambición por convertirse en el primer exportador de esta materia llevaron a la Unión Soviética a la medida excesiva e inconsciente de la sustracción y desviación del agua.
Con el paso de los años el mar fue desapareciendo, trayendo consigo un cambio climático: los inviernos se hicieron más fríos y jamás volvió a llover, de ser una zona enriquecida con árboles, pantanos y ríos, terminó en una extensa zona desértica. Los barcos quedaron varados a mitad de la arena y la vida en el mar se extinguió totalmente. El pueblo dedicado a la pesca acabó sumergido en la pobreza. De sus originales 68 mil km ya desaparecieron más de 51 mil km.
La disminución de agua convirtió al poderoso lago en una pequeñísima laguna dividida en dos partes (denominados Aral Norte y Aral Sur) aumentando exageradamente los niveles de sal y haciendo prácticamente imposible la vida dentro de ella. Esto ocasiono una fuerte contaminación, la arena quedó intoxicada por la sal y junto con los fuertes oleajes de viento, llevan cada día a la población cercana, partículas que causan diferentes enfermedades pulmonares y mortales (cáncer).
La pequeña parte, Aral Norte, ha podido ser rescatada un poco de su extinción, sin embargo Aral Sur es inevitable su desaparición dentro de aproximadamente 8 años. La Unión Soviética sólo le quedó decir sínicamente que el Mar Aral era un error de la naturaleza y debía desaparecer.
Ya todo es demasiado tarde, no existe ninguna manera de salvar lo poco que queda; ya es un hecho irrefutable que Aral en unos cuantos años pasará a ser un triste recuerdo del regalo que la naturaleza dio a los seres vivos, y que con la llegada de las bestias denominadas “hombre”, se terminó con todo un ecosistema que no regresará.
Mar Aral 1998 Mar Aral 1960
Nota de Diana la Destripadora
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