UN JUEVES SANTO EN MEXICO

El autobús iniciaba su marcha a las 5pm en punto, quizá todos pensamos que nada podía pasar. ¿Qué puede pasar por una carretera poco transitada que da a un pueblo que casi nadie conoce?
Iniciaba la semana santa, para muchos días de reflexiones, para otros sólo días de descanso, y eso hacía que las personas llenaran cada espacio del autobús. Así que no vimos problema en que viajara sola, la acompañaríamos al autobús y en su destino la esperarían.

Pero los planes no salieron como todos lo deseaban, es obvio, porque estamos en el país en el que todo pasa: México; el país con una lucha contra la violencia que atrae más violencia; el país ultrajado; el país que almacena corrupciones y quebrantamientos; el país en el que algunos habitantes son un asco.

Aquellos viajeros que llevaban poco más de tres horas de camino, se vieron rodeados repentinamente por cuatro camionetas, quienes comenzaron a dispararles. Niños y señoras gritando y llorando, eso que les desgarraba el alma, no significaba nada para ellos?. Con violencia subieron a golpear al chofer, arrastrándolo fuera del autobús y llevándoselo consigo.

Entre los pasajeros inmóviles, testigos de la terrible escena, se encontraba una señora que viajaba sola y la cual sentía que nunca podría volver hablar. Ella, mi mamá, (mientras sus hijos ajenos del asunto) en ese preciso momento;estaba probando el sabor amargo que nos da el buen México con su porquería de sociedad.

Fueron abandonados a mitad del camino a su suerte. Descendieron del autobús y comenzaron a caminar por el monte, como una peregrinación olvidada por Dios, cubiertos por la noche, protegidos sólo por los árboles y con el temor de que regresaran. Las ampollas que se formaban en sus pies y el cansancio de su cuerpo ya no importaba a comparación de lo que era encontrar una luz que les indicara el pueblo más cercano.

Mamá no tenía celular, ni ningún número memorizado en su cabeza al que marcar. Por suerte ( y si es suerte) entre ellos había una cara conocida quien hizo una llamada: -“Estoy con tu mamá, nos bajaron del camión, estamos bien, nosotros llegaremos por nuestra cuenta, la llevaremos…”.-¿…Y por qué los bajaron del camión?. ..Y el sonido del saldo consumido inoportuno que ya no permitió comunicarnos.

Sólo nos quedaba esperar.

Su camino lo describen como si fueran prófugos de una guerra, a lo lejos se escuchaban disparos que no sabían de donde provenían, y alteraban los oídos de los cansados traunsentes que lloraban aclamando piedad en un jueves santo. Hasta que pudieron llegar a un pueblo que fue hospitalario.

Una llamada más: -Tu mamá ya está con tu papá, es que se descompuso el camión. Una mentira piadosa para que sus tres hijos pudiéramos dormir esa noche.

Mamá no regresó con el entusiasmo con el que se había marchado, sino con la señal en sus ojos con la que viven miles de mexicanos a diario; la señal de miedo e impunidad que marca a muchos inocentes que tienen que presenciar levantones, balaceras, asesinatos, robos, crímenes, refriegas, asaltos, violaciones, corrupciones por todo y cada rincón de México.

 

....¡Viva México!, muera la escoria de sociedad podrida que tenemos.

Atte. Diana la Destripadora.