Somos santos cuando pecamos
al penetrarnos,
nos sentimos tan puros
cuando nos fusionamos,
nos bendecimos con el
agua de nuestro sudor.
Tomo la sangre de Cristo
del cáliz de entre
tus piernas.
Y tú te comes el sagrado cielo
cuando inclinas
hacia abajo tu cabeza.
Cuando terminamos el paraíso
nos destierra,
y satisfecho soy
un Adan y tu una Eva.
JAE
No hay comentarios:
Publicar un comentario