El otro día leí un artículo en “Proceso” que en León, Guanajuato, estaba siendo aplicado, en las iglesias católicas, el impedimento de la entrada a las mujeres vestidas con minifalda, escote o aquellas que osen ir vestidas provocativamente. Obviamente este asunto desencadenó muchos comentarios a favor y en contra, sin embargo, en mi opinión, son reglas que la iglesia (el hombre moralista) ha creado y no tanto porque Dios lo haya ordenado.
Creo que cada uno es libre de ir a escuchar la palabra del Señor cuando quiera a donde quiera y con quien quiera y no debe de existir regla, ley, norma, o pauta que te discrimine. Al igual pienso que debe existir respeto por parte de los oyentes religiosos(y es a consideración de cada uno), para ir a ciertos lugares es obvio que llevas la vestimenta adecuada, a una fiesta vas de gala, a hacer deporte llevas tu ropa de deporte, a trabajar debes de ir formal, al colegio llevas uniforme, a un velorio no llevas ropa de carnaval, hasta en los antros no te dejan pasar si llevas tenis y es obvio que en la casa de Dios vas vestido de una manera apropiada para hacer oración (bueeenooo si en verdad lo haces de corazón), no debe ir uno con sus cosas de fuera, en primera por el respeto en el lugar en el que se encuentra.
Este asunto es de diferencia de enfoques. Sin embargo existen muchisisisisisisismos sacerdotes que exageran los casos, me ha tocado ver “padrecitos”, que prohíben la comunión o la penitencia por llevar blusas de mangas cortas, que no tienen nada de provocadoras pero todo es por enseñar el brazo de más; he visto como discriminan a las personas divorciadas y a las mujeres operadas para no tener hijos, porque según los sacerdotes ya ellos no son hijos de Dios, y ¿quién les hace creer que tienen el poder para decidir eso?, si ¡Dios es el que juzga el hombre no!. En ese caso deberían no defender y no esconder a los pederastas, es más grave ese pecado que el enseñar más del tobillo.
Este tema va mucho más allá que el respeto a la iglesia, la mayoría de los que apoyan estas causas se desvían a asuntos machistas, que quieren inculcarle a una mujer cuantos centímetros debe tener su falda, con el derecho de sentir que es de su propiedad. Ya basta que siempre sea un tema de conversación la vestimenta de la mujer, y más aún que sea Juzgada por su atuendo, al fin de cuentas es su cuerpo y de nadie más.
Bueno para no hacerlo tan largo, la conclusión a la que llegamos es que los padrecitos se preocupen más por excomulgar a quien en verdad si se lo merezca y no hacer discriminaciones sin sentido, al igual decirles a aquellas que les gusta enseñar en grados exagerados, que se respete los lugares sagrados, porque no es ningún bar y alguien aficionado a la fe puede resultar ofendido.
Nota de Diana
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